lunes, 12 de noviembre de 2012

-Tac...-tac...

Si algo recuerdo bien del sueño de esta noche, son los relojes. Relojes que no hacían tic-tac, sino que solo cumplían una parte del plan.
Relojes cuyas agujas del segundero en vez de parar se en los números, se paraban entre medias de ellos. Relojes que hablaban conmigo y me preguntaban cosas, y sus preguntas eran mis respuestas. Yo sólo les respondía preguntas.
Más adelante había relojes cuyos segunderos giraban hacia atrás, sin parar en ningún número, y el giro en vez de formar una circunferencia, formaba una espiral. Cuesta imaginarlo, ¿no? Que en un reloj circular la aguja gire en espiral, y cada vez más adentro del reloj... algo casi hipnótico.

 
Las voces de los otros relojes, que eran como susurros que gritaban cada vez más alto decían muchas cosas, pero era imposible entenderles bien al final, cada vez había más relojes y más voces. Juraría que la mayoría eran femeninas. Sé que versaban sobre envejecer y la inmortalidad, pero cuando me paraba a esuchar, se volvían tan bajas que no podía entender nada, excepto respiraciones aceleradas.

Los relojes de mis sueños me han despertado 3 veces esta noche, pero conseguí volverme a dormir rápido. La ercera vez que me despertaron ya era de día.

Lo que más me sorprende es, con lo clásica que soy yo para los relojes, que todos estos fueran de agujas y ninguno de arena...

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