jueves, 23 de mayo de 2013

Venimos a hacerte un truco de magia

Soñé que soñaba, que estaba plácidamente dormida en mi cama, cuando me abordó una sensación de pánico, como en las parálisis.

Creí que era la realidad. No podía moverme, y difícilmente conseguí abrir los ojos. Me quedé tiesa, muy estirada, bocarriba sobre mi cama.

Entonces alguien encendió la luz del pasillo. Quise gritar para pedir ayuda, pero no podía moverme.

Entonces vi tres sombras que entraban en mi cuarto. Pensé que era algo malo, muy malo.

Una voz femenina preguntó mi nombre. "Nos envía Eyre" dijo. Y se quedaron observándome, pues estaba en posición de dormir pero con los ojos muy abiertos y el cuerpo muy rígido. Repitieron mi nombre "¿Estás despierta?" . Al cabo de un rato conseguí moverme.

Y entonces pude verlas, eran 3 chicas de como mucho 14 años. No las he visto jamás en mi vida, pero en el sueño aparecían con detalle, hasta las marcas de los granos de acné . No tenían nada que destacase con que  describirlas, eran muy normales.
Me relajé bastante. Miré a mi alrededor, mi cuarto ya no era mi cuarto, sino una estancia con camas mucho más grande.

"Venimos a hacerte un truco de magia" dijo mientras sacaba algo del bolsillo de atrás de un abrigo-capa que llevaba.

No llegué a ver que era, porque en ese momento entró Eyre, también sacando algo de su  abrigo, interrumpiéndonos gritando "¡¡Veníamos a hacerte un truco de magia!!"

Y se acabó.

No pude ver qué sacaban del abrigo.

lunes, 20 de mayo de 2013

Invierno de guerras

Vivíamos en una cabaña donde había más gente hospedada.
Eran tiempos de guerra. Yo había pasado toda mi vida en el valle, donde siempre es primavera, pero estaba cansada de la monotonía y había decidido subir a la montaña, para algún día ver qué había más allá de la cordillera.

Recuerdo que la primera noche nevó, y para mí hasta entonces la nieve no era más que las palabras de aquellos que la habían visto mucho antes que yo. Pensé que me conmovería, pero me sentía asustada. Hacía mucho frío. Recuerdo despertar ese día en una habitación de la buhardilla en la que ni siquiera cabía yo de pie y mirar por la ventana, y ver todo lo que había sido roca o bosque cubierto por una capa de nieve.

La nieve era traicionera, caminábamos cerca de la casa, por los caminos que conocíamos de memoria, en fila de uno y atentos.
Un tanque-coche se salió una vez del camino, y fue sepultado por la nieve. Veíamos en el cielo cómo volaban bombarderos  hacia un lado y hacia el otro de la cordillera.
 La gente  de la cima se había negado a acoger a los soldados, ya que estaban en contra de la guerra. El ejército no insistió mucho, nadie quiere acogerse donde siempre es invierno cuando tiene la eterna primavera a pocos kilómetros.aún así, 5 soldados convivían en la cabaña con nosotros, para controlarnos, alegando que ahora todo era de todos, pero no trabajaban como nosotros, no cultivaban árboles en el hielo, ni araban la nieve, como nosotros, que estábamos de sol a sol cultivando la tierra helada, cuyos frutos eran unas especies que jamás he visto en vida y no sabría cómo describir... eran plantas de agua, pero que alimentaban.

Nuestras ropas eran de ese color amarillento que destaca que es viejo. Llevábamos una camisa y un cinturón ancho para enganchar una manta larga que hacía de falda y llegaba hasta los tobillos, era una falda gruesa y eficaz contra el frío. Las botas impermeables de piel llegaban hasta la pantorrilla. Nos recogíamos el pelo en moños bajos y cargábamos con las cosas en un cesto sobre nuestras cabezas.

El invierno cada vez era más frío. La nieve cada vez más espesa. Los pájaros metálicos en el cielo más abundantes.

Decidimos tender una trampa a los soldados que vivían a costa de nuestro trabajo, y acabaron cayendo al vacío, envueltos en nieve, en una avalancha infinita. Ellos y una especie de tanque-avión-trineo.


Y supimos que vendrían más,  y que acabarían con nosotros, así que decidimos movernos.

Yo llegué allí con la intención de pasar al otro lado de la cordillera, por lo que la decisión de abandonar la gran cabaña perdida en la cima de la montaña no me apenó, pero otros miembros de la comunidad se desmayaron del disgusto.

Y así fue como la comunidad, que no conocía otra tierra que la nieve y otra temperatura que aquella que estaba por debajo de los 10ºC, se vio obligada a cruzar a las tierras del otro lado de la cordillera, tierra que no era de nuestro dominio, unos pocos kilómetros que suponían un nuevo mundo.


sábado, 11 de mayo de 2013

¿Con quién duermes?

Estaba en un estado de transición entre sueño y vigilia, cuando llegaron mis padres a casa. Oí que preguntaban por mi, pero es natural que si yo me levanto a las 6am y ellos a las 7.30am, no tenga tanto aguante para permanecer despierta a la hora que volvieron, que fue tarde en la noche.

Mi padre vino a mi cuarto y yo ya estaba acostada. No me había visto en todo el día, porque salgo de casa a las 7am, y él se despierta media hora más tarde.

Lo que yo recuerdo es que me pidió perdón y me dijo que me quería y un montón de cosas chorradas de esas que dicen los padres en las pelis americanas cutres que echan los sábados por la tarde en Antena 3.
Lo que él dice que me ha dicho esta mañana es, literalmente "Eh, que aunque te regañemos mucho, también te queremos".

Otra cosa que recuerdo es que se empezó a reír porque duermo con un peluche (que según el es un perrito, pero no, os garantizo que es un oso polar)  y me preguntó entre risas "¿Eh, con quién estás durmiendo?" a lo que yo recuerdo haber contestado, desvariando (en ese momento que sabes que das contestaciones sin sentido porque tienes sueño pero que no sabes cómo hacer para que tengan sentido y sólo quieres que te dejen en paz y seguir durmiendo): "papá, déjame, sabes que no tengo novio ahora". Bravo por mí. Y él contestó "No, me refiero a tu amiguito el peluche de perro". Y yo recuerdo haberle explicado que me protegía de las pesadillas, pero creo que él ya no estaba allí. Se fue riéndose de mí porque tengo casi 19 años y duermo con un peluche. De pequeña nunca pude dormir con uno, me movía demasiado y los tiraba de la cama.
Juraría que me dio un beso en la frente antes de irse, pero me parece raro ese gesto. Creo que hace años que no lo hacen, muchos años.

Cabe destacar que al principio pensé que era una pesadilla, porque oía su voz distorsionada, más grave, y no podía ver más que siluetas recortadas contra la luz.

Pero bueno, le he preguntado esta mañana, y resulta que fue de verdad, así que puedo estar tranquila, la racha de visitaciones por siluetas pasó y no ha vuelto aún.

Fiesta privada

No me apetece dar muchos detalles sobre la gente que se hallaba en la fiesta, el caso es que había tanto amigos como indeseables, celebrando algo, algo relacionado conmigo, pero nadie me hablaba.

Mis amigas tradicionales, que habían organizado la fiesta en mi honor, habían invitado a sus amigos, no a los míos, a gentes que en la realidad no me caen mal, pero prefiero mantenerme alejada de ellos.

El caso es que les trataba echar de mi casa y no me hacían caso.

Discutía con la que consideré hasta cierta edad mi mejor amiga, era una discusión muy fuerte, que acababa muy mal, en la que nos decíamos (o más bien, yo le decía) muchas verdades, y un millón de cosas de las que estaba harta, entre ellas, su relación con esas gentes que no son santo de mi devoción.

Cuando conseguía echarles de mi casa, resultaba que empezaba a caminar por un pasillo que siempre acababa en pared y otro pasillo a la derecha. 

Tras mucho caminar, acababa en el pasillo de casa de mi abuela, donde estaban todos de fiesta otra vez.

Les volví a echar, pero esta vez había más amigos. 

Eché de la casa a los traidores y me quedé con los amigos fieles, de fiesta en la piscina.

Creo que ya sé cómo y con quién celebraré este año mi cumple...