sábado, 27 de octubre de 2012

Pitidos, la cuenta atrás.

Basta con decir que todas las pesadillas caen en fin de semana para que te venga una en pleno jueves, el día de antes de un examen...

Este jueves pasado me desvelé en medio de la noche, sin motivo alguno. Como no me sentía cansada, me puse a repasar Fundamentos de la Química, asignatura de la cual tenía examen al día siguiente, esperando que me entrase el sueño de un momento a otro, pero nada, que pasó como 1 hora y media y seguía sin dormirme.

Entonces decidí dejar los apuntes y simplemente tumbarme en la cama bocarriba. Me giré hacia todos los lados posibles para hallar la postura correcta de sueño, y acabé como casi siempre de lado mirando hacia la puerta.

Pensaba que estaba despierta, cuando noté que mis pensamientos tomaban sus propias riendas. No sé si conocéis ese tipo de pensamientos que van como a una velocidad vertiginosa y no eres capaz de ordenarlos de ninguna manera, ese tipo de pensamientos que tienen voluntad propia y brotan de la nada aunque no quieras pensar en esas cosas, esos. Pues bien, brotaron y empecé a pensar un montón de cosas que no me gusta pensar, y entonces sentí que estaba soñando.

Había un pitido, como una cuenta atrás que aumentaba su intensidad, tono y frecuencia cada milésima de segundo. Era la cuenta atrás de que algo iba a entrar en cualquier momento en la habitación y me iba a asustar. Conforme aumentaban la frecuencia de los pitidos, aumentaba la frecuencia de mi ritmo cardíaco, sentía que cuando la cuenta a atrás llegase a 0 me estallaría el corazón.

Al principio pensé que había algo a los pies de mi cama, y pensé en darle una patada, hasta que me di cuenta de que era la silla y que en frente  mía no había nada. Esto era mi garantía de que aquello no era real, pues esa noche dejé la silla, que normalmente la dejo a los pies de mi cama, en frente mía; y yo lo recordaba, por eso me cercioné de que aquello, aunque fuera mi ahbitación no era real.

Eso me dio algo de seguridad en mí misma, y estaba preparada para enfrentarme a cualquier cosa que entrase en mi cuarto para asustarme...

Lo único que los pitidos me iban a reventar los oídos, y mi corazón iba a estallar con ellos.

La cuenta atrás seguía en marcha y aquello que sentía que tenía que entrar en mi habitación no llegaba.

Cuando el pitido llegó a su extremo más agudo junto con una taquicardia por mi parte, desperté. De golpe y en seco, como la gente de los electroschoks de las películas.

El corazón me latía super rápido. Intenté tomarme las pulsaciones, pero tenía demasiado sueño, o más bien malestar, porque con esa velocidad de latidos sueño no se puede tener; así que no fui capaz  de contar, pero iba notablemente aceleradísima.

Y es que tengo 45 pulsaciones/min en estado de reposo, o sea, cuando duermo puede que tenga incluso menos... así que imaginaos lo grande que es el cambio para mí de despertarme y que a lo mejor me lata el corazón una vez cada segundo y medio a despertarme y que me lata  3 ó  4 veces por segundo (entre 180-240 pulsaciones por minuto).

Respiré fuerte y profundamente e intenté calmarme.

Por suerte, siempre  vuelvo al estado de reposo rápido. Cuando todo volvió a la normalidad sonó un silencio absoluto, de esos silencios que parece que suenan por encima de cualquier ruido, no sé si me entenderéis pero no hay mejor manera de explicar este tipo de silencio sepulcral.

Entonces cayó la lluvia, con fuerza, irrumpiendo el silencio de la noche. Al igual  que los latidos de mi corazón, la intensidad de la lluvia se fue calmando.

No volví a concebir el sueño.

Al día siguiente tenía un cansancio tremendo y constantes ganas de llorar, pero eso puede ser porque ahora mismo debo tener un desajuste hormonal... estoy sangrando más que nunca con la ovulación, supongo, porque no veo otro motivo para sangrar (obviamente no es un sangrado de implatación porque no tengo relaciones sexuales) y me siento más ñoña que con la regla... Y vivo en un constante estado de semimareo.

Sé que la imagen de hoy no cuadra ni con pitidos, ni con dolor  de oídos, ni mareo, ni taquicardia, pero moalaba. Se llama "dolor de cabeza", solo que su título estaba en alemán.

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