domingo, 7 de octubre de 2012

Contraataque en las pesadillas

Parece que el tener pesadillas las noches previas a los días festivos se está convirtiendo en costumbre. Este viernes, por lo menos, fue algo más... "controlable".

Lo primero que recuerdo es que era un domingo de misa. Teníamos que llevar unos vestidos parecidos a los de las mujeres de "Paseo a la Orilla del Mar", cuadro de Sorolla, sólo que estos vestidos parecían estar hechos con manteles y cortinas, porque tenían los típicos agujeritos de los manteles de las abuelas. Éramos todo mujeres, hasta quien ejercía de sacerdote era un mujer (pero no era un sacerdotisa). A parte de mujeres en blanco, había algún niño (masculino) por ahí, creo que sólo 2. Vestían en gris, con polo y camisa.

Recuerdo que la mujer que guiaba la misa nos daba unos avisos para el lunes siguiente. Más que una misa, era un especie de charla feminista (o más bien feminazi). Me irritaba lo que decían, así que me marchaba.

Una imagen se me filtraba de reojo. Sus cuerpos se podían ver bajo los agujeritos de los vestidos-mantel. Eran escuálidos y pálidos, pese a que las caras estaban muy maquilladas. La zona de las manos era solo hueso.

Me iba indignada y me quitaba el vestido, que tenía mucho polvo y pesaba mucho. Yo llevaba vaqueros y camisa de tirantes negros debajo del vestido (vamos, lo de siempre). Entonces la gente normal volvía a aparecer en la parroquia y ni rastro de las mujeres de blanco. Iba al despacho del cura porque le tenía que comentar unas cosas sobre la catequesis y me encontraba a María (una de las catequistas) con un Ñu-Bisonte, que le llamábamos Ñu pero a mí me parecía más un bisonte, muy grande, que hacía de secretario y ordenaba los papeles de la parroquia. Resultaba que tenía 1 año y medio y era un cachorrito que había aparecido de la selva de al lado de la iglesia. Estaba muy suave y buscaba palos cuando se los lanzábamos.

Hasta ahí todo feliz y normal.

Ahora viene la parte rarita.

Entraba en mi casa, porque se supone que volvía de la universidad como un día normal (solo que volvía a la hora de comer, y normalmente esa es la hora a la que salgo) y ahí empezaban las cosas raras. Al entrar, sentía como un aire extraño, como una onda que lo distorsionaba todo de golpe, como sale en los anuncios de ambientadores cuando hacen click en el ambientador, pero a lo distorsión siniestra.

Mi madre estaba en el salón con el portátil, como casi siempre, pero no me saludaba. Miraba a mi izquierda, y aquí viene la peor parte de mi sueño. El cristo que tenemos en la entrada, justo antes de pasar a la cocina, estaba bocabajo.

La primera sensación, pánico de golpe. Pero en menos de 2 segundos me di cuenta de que eso solo podía pasar en una pesadilla. Con solo pensarlo, el cristo volvió a su lugar correspondiente, no porque se girase, simplemente al volver a parpadear esta bien colocado, como si nunca hubiera existido en otra posición.

Entraba en el salón y me dirigía hacia mi "madre". Ella no levantaba los ojos del ordenador. La conversación era algo así:

-Hola, mamá

-Ah, hola cielo. ¿Qué tal el día, querida?

-Tú no eres mi madre. Mi madre no habla así.

Y entonces ella levantaba la vista por encima de las gafas.

-Y mi madre no se pone gafas aunque las necesite.

-Bueno, vale. ¿Y qué me vas a hacer? Tienes miedo.

-Ya no.

Y me acercaba a eso, que iba tomando un aspecto de mujer joven, con la cara tirando a una serpiente. Levantaba la mano y se la ponía en la cara y apretaba con fuerza.

-Largo de aquí. Vete. No tienes derecho ni permiso para asustarme.

Eso se reía y contestaba algo así como "Tú sola no puedes obligarme".Y entonces desaparecía de mi mano y aparecía al momento debajo de la mesa. La volvía a atrapar y seguía la conversación.

-No estoy sola. Tengo algo que tú no tienes, poder, sobretodo de elección.

Y volvía a atraparla y comenzaba a rezar un Padre Nuestro. Sólo con tocarla, quemé su cara. Volvió a cambiar de sitio y estaba detrás mía. Seguí rezando, la atrapé, y esta vez ya no pudo soltarse.

Recuerdo que luego rezaba a la Virgen, algo que nunca hago mucho, y eso les hacía mucho más daño. Se derretían. Sé que no morían, porque algo me decía dentro que no pueden morir, pero sufrían.

Acabé con todos los bichejos que había por la casa. Recuerdo que una de las oraciones decía algo así como "Dame fuerza para adorarte y frente al miedo se tú mi único estandarte" Todas las oraciones estaban en español, y todas rimaban, y estoy cien por cien segura de que, excepto el Padre Nuestro, no había escuchado ninguna otra.

Entonces sentí unas palmaditas en la espalda en plan "bien hecho". Y yo sentía que había una criatura alada, mucho más alta que yo, detrás mía. La criatura me decía por una voz, no hablaba, algo así como "seguimos contigo". Entonces yo contestaba algo así como "¿Az-rael?" y me giraba para verle y despertaba.

Supongo que dije ese nombre porque es el ángel que sale en todas las novelas de Terry Prattchett y/o Neil Gaiman. Tengo que variar un poco de lecturas...
Para el que no lo sepa: Azrael es el nombre que se le da al "Ángel de la Muerte" o "Exterminador" en la cultura Judía.

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