domingo, 5 de agosto de 2012

Zagreb, capital de Croacia, la ciudad más preciosa que he visto.

Tras atravesar los Alpes y llegar a Villach (un pueblecito de Austria) tomamos el tren rumbo a Zagreb. Croacia era un país totalmente desconocido para mí, probablemente muchos de los que lean esto ni si quiera sepan de su existencia... Para mí era solo un nombre más en la lista de países de Europa que tenía que aprenderme en el cole, luego fue el país famoso por los cruceros y sus playas... y ahora es un país al que tengo que volver.
En definitiva, mi ciudad favorita de todo el viaje, fue Zagreb.

El viaje en tren impresionante, me sentía como en una película. Viajábamos en un tren de letras cirílicas rumbo a Serbia, el mismo tren que unos días después tomaríamos para ir a Belgrado. Era como ir en el tren de Anastasia (sí, la de la peli de dibujos animados).

Lo que se veía por la ventanilla era poco más que una mancha verde, pero bello en sí. Y la ventana se podía bajar hasta la mitad, cabe destacar que esto no lo pudimos hacer en el resto de trenes.

 No se puede expresar con palabras la sensación de atravesar 3 países en el primer tren (fue una pena no bajar en Eslovenia, ¡yo quería verla!)

Y nada más bajar en Zagreb nos dispusimos a buscar el apartamento. Estábamos mirando el mapa cuando un hombre superhipermegaultraamable se nos acercó hablando en inglés por si necesitábamos ayuda, y efectivamente, nos ayudó a llegar al apartamento, que en realidad estaba justo al lado de la estación)

No tardaríamos mucho en percatarnos que no era ese hombre en particular, sino que debe ser algo en la cultura croata, pero todo el mundo es tan bien educado y tan amable. Y las personas son tan bellas por fuera como por dentro... y esto se le puede aplicar también a las ciudades

Zagreb no es una ciudad que reciba a muchos turistas, ya que, como he dicho antes, de Croacia lo famoso son las playas, y la capital pilla algo lejos del mar.

Los días en esta preciosa ciudad se nos pasaron volando. Algunos queríamos quedarnos más, pero otros se empeñaron en seguir el plan al pie de la letra.


Vimos varios museos, la ciudad entera con una guía escrita gratis que nos dieron en la estación, los bailes populares, el jardín botánico, las leyendas y gárgolas del lugar, los motivos religiosos, y alguna que otra fiesta por la calle... y nos quedamos con las ganas de pasarnos por el zoo.
Todos los museos costaban como 2€. Es la ciudad más barata en la que he estado.
Y solo hay un McDonalds, y está alejado del centro. Es una ciudad incorrupta, además de que es muy católica, es chocante bajar una calle y encontrate que bajo el puente hay una  capilla. También hay muchas iglesias ortodoxas, parece que ambas ramas de religiones están en armonía en esa zona... fue la primera ciudad del interrail en la que vimos un SanJorge... luego nos hartamos, sobretodo por Europa del este (es lógico, ¿no?)

En definitiva, es un "pueblecito" grande, muy grande, con mucho encanto, que realmente merece la pena visitar.

Si a alguien le interesa saber con detenimiento qué vimos cada día, que haga click sobre:


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