viernes, 12 de julio de 2013

El Jardín de los Sueños, Recuerdos Sellados y Libros (II)

Volví a quedarme dormida, y volví al Jardín.

Pero esta vez había algo diferente, que no podía identificar.

Entonces, vi a a una niña corriendo con un libro en la mano. La seguí, divagando sobre cómo podía haber entrado en mi sueño.

Al seguirla por los laberintos florales llegué a una nueva sección del Jardín, menos laberíntica. 
Me quedé aturdida, allí había mucha gente. Volví a encontrar a la mujer que me había guiado por primera vez.

-Hay dos formas de llegar aquí -dijo la mujer al leer la pregunta en mi rostro.- Soñando o leyendo. Al fin y al cabo, los que leen no hacen otra cosa que soñar de día.

Me fijé en todas las personas que allí había: todas llevaban un libro en la mano.

Cuando me quise dar cuenta, yo también tenía un libro, aunque no recuerdo cuál era.

La gente de allí parecía salida de otra época, no podría decir si era una época posterior o anterior a la que vivo. Era como si su aspecto y sus ropas se saliesen del tiempo. Eran tan extraños y a la vez no me llamaban la atención.

-El Jardín cierra a las seis -dijo la mujer.

-Las seis pasaron hace mucho, ya es casi de día.

-A las seis de la Madrugada. Tienes que volver a tu cama.

Asentí, y bajé laberintos florales hasta encontrar la salida del metro abandonada. Todos los lectores salieron conmigo. 

Me llamó la atención un señor uniformado que iba a contra corriente. Le grité que el Jardín estaba cerrando.

-Ya, pero yo soy el guardián. Cuando vosotros dormís, despertáis aquí, y aquí yo duermo y allí despierto. Cuando vosotros despertáis, cuando vosotros volvéis,  yo allí duermo, y aquí despierto -me costó un poco entenderle porque tenía un acento y una manera de hablar muy extraña.- Alguien tiene que regar esos Sueños y plantar nuevos Libros.

Me encogí de hombros y seguí metro abajo, con la marea de gente.

Para cuando me di cuenta de que la mujer que me había guiado no bajaba con la multitud, yo ya estaba despertando...

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