domingo, 12 de febrero de 2012

Dulces despertares.

Llevo una racha de días despertando de una manera bastante curiosa, aunque ya me pasaba hace un tiempo algo similar...

Normalmente tardo mucho en despertarme, me gusta retozar en la cama un poco antes de despertarme. Y cuando me levanto suelo estar muy empanada y lenta.

Pues bien, llevo algo más de una semana despertando al sonido del despertador, pero como si fuera movimientos involuntarios, como si no fuera consciente del todo, hasta que bajo a desayunar. Es como si no me controlase yo misma, vaya.

Me levanto muy bruscamente, como esas tiendas de quechua (creo), de campaña que se montan en 2 segundo al lanzarlas al aire (sí, es lo así como me siento) y como si no me moviera por voluntad propia, vaya.

Lo bueno es que no me siento cansada.
Lo malo es que cuando llega la hora del desayuno no recuerdo nada más que el despertar.
Sé que cuando despierto recuerdo lo que he soñado, pero a partir del desayuno es como borrón y cuenta nueva.

Creo que es en el desayuno cuando me pongo consciente porque es cuando tengo que elegir qué comer, y hay que estar consciente para elegir bien . Creo que el resto lo hago todo tan automáticamente porque es la parte del día que nunca cambia (despertar, orinar y asearse; siempre en ese orden).

Espero que estoy pase, porque quiero volver a recordar los sueños de manera nítida.

Sé que esta semana he soñado con un chico al que hace meses que no veo (o años) -no voy a poner nombres, nunca lo hago- y no sé porqué sueño con él. La verdad es que me ha pasado muchas veces, pero no ha sido nadie muy importante en mi vida como para que aparezca tanto. Creo que representa una parte de mí, la soberbia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cada vez que no dejáis un comentario ¡¡Schrodinger mata y no mata un gatito!!