miércoles, 23 de enero de 2013

Cazadora y Presa

El sueño -más tirando a pesadilla- de esta noche trataba de una especie de juego de pilla-pilla, o come-cocos.

Primero estábamos en un mar, totalmente plateado, parecía un mar de mercurio. Íbamos hacia una isla, donde una amiga (amiga en el sueño, pero en la realidad no sé quién era). El mar en el que estaba ya he soñado con él otras veces, lo que pasa es que normalmente estaba sumergida. Esta vez íbamos en una especie de Ferry.

Nos acercábamos a una costa peligrosa, en la que siempre había olas brutales, por muy tranquilo que estuviese el mar fuera de la costa. Sabíamos que los ferrys se destruirían al llegar a la costa. Juraría que tenía un nombre griego, algo así como "Costa Ícaro".

Teníamos que saltar antes de que el Ferry volcase en la playa, así que íbamos preparados con los típicos chalecos salvavidas naranja butanero. Un amigo estaba a mi lado, y recuerdo que decía, cada vez que nos acercábamos más a la zona de olas, que nos acercábamos al peligro. Lo decía cada dos por tres, y a una le acababa rayando. Dejé la proa y fui a popa. Observé el inmenso mar gris. Esta parte del sueño tan sólo es un recuerdo del viaje de fin de curso en Grecia.

Sentí un meneo fuerte y corrí a proa.

Todos estaban listos para saltar. El ferry tomaba las olas, al principio, bien, como quien surfea. Todos dejamos nuestros puestos y nos preparamos para saltar, en el momento en el que el ferry iba a volcar, pero esperando a que estuviéramos lo suficientemente cerca de la playa como para llegar a tierra firme sin que nos arroyasen las olas.

Saltamos casi prácticamente en tierra. El ferry desembocó a mi izquierda, todos saltamos a la derecha, nadie herido, pero por poco. Del ferry sólo quedaban trocitos de madera y metal. La chica que tenía allí la casa de sus padres empezó a animarnos y a decirnos que nos diéramos prisa. La casa estaba sobre unos pilares que nacían de la zona poco profunda del mar, justo al lado de la playa. El ferry se había llevado unos cuantos pilares por delante, y la casa se iba a caer al agua, pero a nadie parecía importarle.

Al haber menos profundidad de la que pensábamos, algunos caímos dándonos un fuerte golpe contra la tierra.

En el golpe, una parte de nosotros se desprendía. Se supone que esa parte era el lado malvado del alma.

Una doppelgänger  de pelo caoba y chaleco verde (ahora el mío era morado) salió corriendo hacia el bosque. Era un bosque tropical, parecía más bien un canchal.  Casi a la vez que ella, me levanté de la arena, dolorida, a recuperarla.

Varios de mis compañeros también se habían separado en dos mitades. Sus "lados malvados" ahora corrían hacia el bosque, con un ansia de ser liberados como el que más.

Rápidamente grité al grupo que teníamos que recuperarlos antes de que hiciesen daño a nadie, pero mis compañeros habían tenido la misma reacción que yo y habíamos corrido al unísono hacia el bosque frondoso.

Una vez dentro del bosque estábamos en tierra de nadie. La mayoría se dividieron en grupos de 3 a 5 personas. Yo, que no había perdido de vista a mi doble, seguí, sola, sin que nadie pudiera alcanzarme.

De pronto, su pelo caoba se desapareció bajo una cortina de hojas más grandes que mi cabeza.

Crucé la cortina. No estaba. Entonces una sensación de pánico y terror me invadió. La sentí, estaba detrás mía, a dos pasos.

Era la cazadora y me había convertido en presa.

Corrí, bosque a través, sin mirar atrás. Su mente, en cierta manera, era parte de la mía, así que podía sentir como me veía desde detrás, esperando darme caza para poder acabar conmigo y ser, en definitiva, libre.

Estuve corriendo mucho tiempo, pero sentía que sabía donde iba. El bosque creaba un camino propio para mí, para mi libertad, a cada paso que daba. Podría haber corrido con los ojos cerrados, que daba igual, el bosque jugaba a mi favor.

Vi un terraplén con árboles, me subí a uno de ellos sin que mi doppelgänger llegase a verme. Ella cayó rodando por el terraplén, iba tan cegada de ira que ni lo vio.

Tenía tres compañeros abajo, les grité  desde la copa del árbol que la rodeasen, y antes de que se pudiera levantar del suelo, estaba rodeada. Bajé de la copa (tenia copa de palmera y tronco de roble). Cuando bajé del terraplén con cuidado, habían llegado dos compañeros más que también habían perdido sus mitades malvadas del alma (sé que este vocabulario se hace raro, pero es que no sé cómo describir el concepto de otra manera) y ya las habían recuperado.

Ella, aullando en el círculo, me lanzó una mirada de rabia, con ojos de serpiente (ojos los cuales eran como los míos cuando, hace unos años, tuve un problemilla en el iris, por lo que no se abría bien y parecían de color verde [son pardo de natural, ese color marrón claro por dentro y verde grisáceo por fuera] y cuando se abría lo hacía de manera similar a la pupila de un gato)

-Dejadnos, esto es entre nosotras -dije, y mis compañeros abrieron el círculo y se alejaron, pero a la vez cubriendo todos los puntos por donde ella pudiera intentar escaparse.

No sabía cómo hacer para que estuviera de nuevo dentro de mí. Quise preguntar a dos de mis compañeros, que ya habían recuperado sus mitades, pero antes de que me diera tiempo, ella atacó.

Y ahí comenzó la pelea. Ella arañaba, yo daba puñetazos y patadas. Su técnica de pelea estaba guiada por la rabia, y yo era mucho más rápida y certera, aunque me daba pena pegarla (lógico, me estaba pegando a mí misma).

-Parece que el cazador en realidad es la presa -le vacilé. Ella se enfureció más, fue a arañarme. Consecuencia: puñetazo en la nariz. Salía sangre. Esto me iba a doler más.

-LIBÉRAME -chilló ella, con la cabeza hacia atrás, mientras perdía el equilibrio y caía de espaldas.

Me coloqué sobre ella, para que no pudiera volver a levantarse y atacar. La cogí por el cuello de manera que no pudiera morderme.

-Vuelve -eso no fue literalmente lo que dije, creo que en el sueño, a partir de aquí, estaba en un idioma que desconozco. La amenacé llevando el puño izquierdo hacia atrás, como si le fuera a volver a dar otro puñetazo en la cara.

-Libérame -y la permití levantarse. Ahora estábamos frente a frente, exactamente iguales salvo por el color del pelo (caoba-rubio) y de los chalecos (morado-verde militar).

-Tienes que volver -dije, y volvió a atacarme. Ni me inmuté. Sabía que no podía hacer daño. Mi serenidad y autocontrol era pleno desde que ella había salido de mí. Aulló de nuevo, de rabia, de odio. Me miró, con rabia contenida. Y se acercó mucho a mí. Iba a volver.

Sentimientos de terror, pánico y odio comenzaron a invadirme.Sus sentimientos, estaba volviendo.

Antes de desaparecer, me dijo una última cosa:

-Pronto, me liberarás, tú sola -y el sentimiento de terror, desubicación, odio, pánico, entumecimiento, me invadió mientras ella se desvanecía ante mis ojos.

No llegué a ver cómo desparecía del todo, porque el pánico que sentía me despertó antes.

Parece que hay una Mrs. Hyde por aquí deseando salir al mundo. Y me imagino porqué viene este sueño.


1 comentario:

  1. Jode tía, sueñas libros o pelis, es la hostia xDD. Suerte con tu lado oscuro.

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