jueves, 9 de febrero de 2017

Bajo la protección de los libros

Hace días soñé con libros, muchos libros. No recuerdo el resto del sueño, pero recuerdo que aquél hombre acumulaba y colocaba estratégicamente los libros alrededor de algo... o más bien alguien, me insiste mi subconsciente; al cual debíamos proteger.

Y teníamos que protegerle de un hombre, el cuál ya no era hombre, pues había perdido su humanidad junto con su alma en algún macabro pacto...

Pero como ya os digo: soy incapaz de recordar la historia entera. Recordar los sueñoses complicado, incluso para mí.

Le pregunté cómo iban los libros a protegernos, y me explicó, mientras colocaba diarios y cartas de niños en una nueva estantería vacía entre aquel laberinto concéntrico de paredes literarias, que cuando escribimos una parte de nuestra alma queda para siempre en nuestro escrito. Da igual cuan corto o básico sea este.

Ese "Yo" de ese momento queda atrapado en ese espacio y ese tiempo, y nunca seremos los mismos después de dejar nuestra alma en y entre las letras.

Y aquellos que no pueden estar aquí nos protegen también a través de esta literaria presencia.

Y aunque mi alma es noble, mis palabras no son del todo certeras. No puedo explicaros la de maravillas que me explicó este personaje nacido de entre mi mundo onírico y mi alimentación literaria.

Pero al menos puedo concluir en que ahora, vosotros, podéis leer un cachito de mi alma.

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