sábado, 24 de noviembre de 2012

Los Retos (2ª parte del sueño)


Yo era bastante más mayor, estaba viviendo sola en un apartamento super cutre, ni siquiera era apartamento, era un cubículo con baño y cocina en la habitación. Dormía en un sofá. Toda la urbanización donde estaba situada (esto ya es fuera de Pueblo Ojo de Pez) tenía esos apartamentos cutres. No había más de 1 planta ninguno. 
Había una gran piscina en la urbanización, más bien una pista de las de aquopolis. Era la única manera para llegar a las habitaciones que estaban arriba de la colina. Subir por ellas escurría mucho. Todo el mundo subía con normalidad, menos yo, que como es lógico, me escurría.

Arriba de la colina había 5 habitaciones más. Una era de mi novio, otra de mi padre, otra de mi abuelo y 2 vacías. Yo subía porque tenía que darle algo a mi padre y había quedado con mi novio.

Me crucé con mi tío materno, que iba con su mujer, no me acuerdo de qué hablaban, pero ella le estaba dando ánimos. Él iba en una bici de esas que lleva la gente que le faltan las piernas. Iba llorando. Entonces me di cuenta de que, efectivamente, sus rodillas acababan en muñones.

Recuerdo que a pesar de que hacía mcuho sol, pensaba que eran las 12 de la noche y que llegaba muy tarde. Cuando conseguí mirar el reloj eran las 14:03 (imagen numérica grabada en mi memoria, NOTA: si alguna vez soñáis con números, fijaos muy bien en las cifras, si queréis daros cuenta de que estáis soñando, ése es el truco, porque muchas veces los números se mueven, o lo miras ahora y son las 2 y tres, pero al segundo siguiente puede ser cualquier hora menos las 2 y cuatro)

Me miraron de pasada, yo, en estado de shock, no les dije nada, y ellos actuaron como si no me conocieran.

Tengo que mencionar que antes de todo esto, mi novio venía a verme a mi apartamento y bueno, podéis obviar lo que pasaba, todo sueño tiene su parte erótica, no voy a escribir detalles. El caso es que la habitación estaba totalmente oscura y solo se veían nuestras siluetas. Su voz era su voz, y aunque no podía verlo, tocaba su cara y era su cara. Estaba totalmente segura de que era él. Además, que antes de entrar a mi apartamento, había entrado por la puerta, y en la puerta le vi la cara claramente porque había luz. Había un espejo, y aunque toda la habitación era oscura, en el espejo veía como si hubiera luz normal, y su reflejo, era él.

No conseguí subir la cuesta-tobogán porque alguien se lanzó contra mí, o sea, se lanzó como en un tobogán normal, y me llevó por el camino abajo.

Indignada y cansada, volví a mi apartamento.

Me equivoqué de casa y me metí en la de un anciano que estaba viviendo al lado mí, pero al momento me di cuenta y salí muerta de vergüenza.

Cuando me metí en mi apartamento de verdad, muerta de vergüenza, este seguía en oscuridad total. Entonces aparecía un amigo que encendía la luz. Estaba apoyado al lado de la puerta en esa pose que es con una rodilla doblada y apoyada en la pared y los brazos cruzados, sonriendo para sí mismo y mirando al suelo, como diciendo "mira qué chulo que soy". Decía algo así como "podríamos repetir lo de antes pero con la luz encendida". Yo le decía que no sabía de qué hablaba y él me preguntaba si estaba segura de con quién me había acostado a oscuras.

Yo no comprendía cómo se había enterado de nada. Entonces me agarraba por detrás por la cintura. Yo le decía que me estaba mintiendo, y él contestaba "¿Seguro?" con la voz de mi novio. No me giraba para verle, simplemente le tocaba la cara y era la de mi novio. Me giré para verle y seguía teniendo el aspecto de mi amigo. Seguí mirándole mientras le tocaba la cara, y al tacto eran las facciones de mi novio, a la vista era mi amigo.

-¿Quién o qué eres? -le decía yo. 

-Soy el que sueña -contestó él.

-No, no. Esto es un sueño. Es MI sueño. Yo estoy dormida y estoy soñando contigo. Tú no eres real.

-No, tú eres mi sueño. Yo quería soñar contigo. Eres tú quien no eres real -me contestaba él a mí.- y si no es así, ¿por qué ibas a soñar tú conmigo? Me alagaría... si fuera real.

-Me estás intentando engañar -me volvía a dar la vuelta. Él me soltaba. Miraba al pequeño espejo que tenía en la habitación. Mi hermana entraba al poco tiempo- Mirad, ¿veis ese espejo? es el que se encuentra sobre la coqueta de la habitación de mis padres. esto es un sueño, porque el espejo es más corto. El de verdad tiene la parte inferior alargada.

-Ah... es cierto. -contestaba mi hermana, quien en el sueño también era más mayor, como yo, habíamos crecido proporcionalmente. Al poco tiempo se iba.

-Si este es tu sueño y no el mío, demuéstramelo. Si es tu sueño, puedes manipularlo a tu antojo -decía él.  Cabe destacar que no usaba exactamente esas palabras, pero eso daba a entender. 

Yo intentaba demostrárselo derritiendo el espejo. Lo intenté, iba a conseguirlo, pero no pude, porque él estaba haciendo algo. Eran como 2 energías luchando entre sí. La mía, por cambiar el sueño para demostrarle que era yo quien soñaba, la suya, porque nada cambiase, para demostrarme que era él quien soñaba.
Cabe destacar que la principio yo me reflejaba en el espejo, y él no. Cuando por fin creó un reflejo, era el chico de la barba pelirroja.

O sea, resumiendo, en reflejo, era el chico de la barba pelirroja, en vista directa, era mi amigo, y mi memoria táctil, era mi novio.

-Si es tu sueño, cambia algo a tu antojo para demostrármelo.

-Bueno, sé que es mi sueño porque estás tú aquí... ¿o me quieres decir que sueñas conmigo? -me giré para volver a mirarle. Esta vez el reflejo hacía honor a lo reflejado: era el chico de la barba pelirroja. 

Ahí vi un punto flaco en esa especie de energía que emitía contra mi energía de cambio. No podía cambiar nada del sueño porque él me lo impedía, quería hacerme creer que el sueño era suyo y no mío.

-Yo sueño con lo que me da la gana -pasé la mano por su rostro y lo cambié. Me costó bastante y me estaba dando un ataque de ansiedad de la impotencia que tenía de saber que estoy soñando y no poder controlarlo todo. Al pasarla mano por su rostro, volvía a tener el aspecto de mi novio. 
Yo sonreía.

-Vaya. Hola -dijo él.

-Creo que sé quién eres -contesté yo, le di un beso en la mejilla, y cambié de escenario con solo desearlo, a un escenario en el que no estuviera él.

Quiero resaltar que todo esto sucedía muy rápido, pero hay tantos detalles que cuesta contarlo de modo dinámico. Con solo desearlo, estuve en otro escenario, sé que pasaban cosas entremedias, pero no recuerdo el qué con claridad. Y esta escena estaba bañada de miedo e impotencia, y de la duda de ser la soñadora o la soñada. Ha sido muy confusa.

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