Todo daba vueltas.
Era un no parar,
y un millón de preguntas.
Con dos preguntas centrales,
de las que derivaban el resto.
¿Cómo me has encontrado?
¿Qué hago yo aquí?
Pero no había respuesta
Solo risas y vueltas,
vueltas y
vueltas.
Era un no parar,
y un millón de preguntas.
Con dos preguntas centrales,
de las que derivaban el resto.
¿Cómo me has encontrado?
¿Qué hago yo aquí?
Pero no había respuesta
Solo risas y vueltas,
vueltas y
vueltas.
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