Era una chica a la que le tenían prohibido parpadear, porque cada vez que parpadeaba, ella, y otros 4 amigos aparecían en una "prueba" diferente.
Las pruebas eran juegos de mesa pero llevados a la vida real. Casi nunca acababa los juegos, porque parpadeaba antes de ello. Todo empezaba con un ajedrez, pero no dio tiempo siquiera a moverme, parpadeé antes de que empezase.
Pero había un juego que duraba más que el resto.
Ella y los cinco estaban de pie al borde de una cascada en medio de la nada, parecía el borde de la Tierra en esos tiempos en los que aún no era redonda. Los que estaban de pie eran solo siluetas negras, y sus sombras caían por la cascada como si estuvieran cosidas a los zapatos. Las sombras eran opacas.
Luego nos dábamos cuenta de que nosotros no éramos las siluetas, sino las sombras, y nuestras siluetas eran nuestras sombras. Una cosa un poco extraña.




Sabíamos que si nos alargábamos demasiado, caeríamos a la Nada y nuestras sombras tomarían nuestra Personalidad y ocuparían nuestro lugar.
A parte de mí, había 3 chicos y 3 chicas. Recuerdo cometer un error muy grande, y perder a uno.
Entonces parpadeé, y estaba en una silla de ruedas en un hospital, muy entumecida. Me llevaban en un suelo de hospital de color azul bebé pálido que estaba muy encerado y resbalaba muchísimo. Me iba desperezando y me levantaba, y entonces llevaba al que me había estado llevando a mí en la silla.
Y no mucho más que contar, nos tirábamos dando vueltas al edificio como si fuera una pista de hielo hasta que desperté.
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